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Similitudes entre una web y un coche

Precio: si te preguntan ¿cuánto vale un coche? probablemente responderás depende. Porque no vale lo mismo un 600 que un Ferrari, hay que saber de qué coche estamos hablando para poder dar un precio. Pues con las web ocurre lo mismo: su precio depende de su tamaño, de la calidad técnica con que esté construida, de la calidad y originalidad de su diseño, de la calidad y originalidad de su contenidos y muchas cosas más.

Velocidad: en los coches la velocidad te hace gastar dinero -en deportivos, en combustible, en multas, en accidentes, etc.- en cambio las webs veloces te hacen ganar dinero, porque al cargarse rápidamente no pierden clientes impacientes -la mayoría- ni visitantes que llegan usando el móvil -cada vez más-.

Sin ubicación fija: un coche está hecho para moverse y tu web está destinada a moverse. Por eso no sueñes que tendrá un sitio fijo en los resultados de búsqueda. Conquistar los primeros puestos te costará tanto como mantenerlos.

Diseño: coincidencia total. Un buen diseño distingue a un buen coche y a una buena web. Y si no esperas que un mecánico sea capaz de diseñar un gran coche, no le pidas a un informático que diseñe una buena web. Zapatero a sus zapatos. Un buen programador podrá hacer maravillas en una web, pero rara vez consigue un buen diseño.

Un@ para cada cosa: un coche familiar y uno deportivo han sido creados con fines muy diferentes, por eso son tan distintos. Algo similar ocurre con las webs: se crean para servir a diferentes negocios. Por eso la web de una publicación digital, por ejemplo, no se parece en nada a una tienda online que vende bolsas.

Calidad: en los mejores automóviles la calidad salta a la vista hasta en los más mínimos detalles, pero también está presente en lo que no se ve. Lo mismo ocurre en un buen sitio web. Destaca por su diseño, contenido y funcionalidades pero también por características que la inmensa mayoría de la gente no nota. En realidad ni siquiera sabe que existen.

Comodidad: coches y webs pueden hacerte la vida más fácil o complicártela. Por eso, cuando elijas una web, asegúrate que sea muy fácil de gestionar.

Mantenimiento: aquí sí hay coincidencias. En ambos casos la falta de mantenimiento es peligrosa. En el coche puede acabar en accidente o en que te deje tirado. También la web puede dejarte tirado por falta de mantenimiento, ya sea porque deje de funcionar o porque acabe hackeada por problemas de seguridad.

Seguridad: si haces todo lo posible para evitar que te roben el coche y nunca te dejas la llave puesta, deberías hacer los mismo con tu sitio web, usando contraseñas seguras y manteniendo el software actualizado para evitar ataques.

Lo importante está dentro: en el coche son los ocupantes; en la la red lo fundamental es lo que se dice y como se dice. Porque en Internet el contenido es el rey. Porque es el contenido -es decir las palabras, las imágenes, los argumentos- lo que permite seducir a los visitantes para convertirlos en clientes.

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